La Pradera, un vaso a punto de rebosar

12 Jul 2024
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Rostro María Bibiana Botero Presidenta Ejecutiva Proantioquia
Rostro María Bibiana Botero Presidenta Ejecutiva Proantioquia
Rostro María Bibiana Botero Presidenta Ejecutiva Proantioquia

El relleno sanitario La Pradera se ubica a 57 kilómetros de Medellín, en el municipio de Donmatías. Inició operaciones en junio de 2003 luego de cerrarse la Curva de Rodas, en Bello. La Pradera tiene 437 hectáreas y recibe diariamente unas 3.500 toneladas de residuos provenientes de 42 municipios de Antioquia, que representan el 80 % de los generados en el Departamento. De estos, el 55%, 1.870   toneladas, son residuos orgánicos que no deberían llegar al relleno. Para entender este dato, un tren del Metro de Medellín (conformado por 6 vagones) pesa unas 270 toneladas, es decir, diariamente arrojamos el equivalente a 7 trenes al relleno sanitario.

La Pradera tiene tres vasos de disposición de residuos, que se han venido cerrando cada vez que llegan al límite de su capacidad. En 2004 se cerró el Vaso La Carrilera, en 2015 el Vaso La Música, y el Vaso Altair, cuyo límite de uso expiraba en 2023, pero que tras la aprobación de la autoridad ambiental y una intervención de estabilización y adecuación, extendió su operación por algunos meses. Además, se avanza en la construcción del nuevo vaso La Piñuela, que se espera inicie a comienzos de 2025 con una vida útil proyectada de 6 años. Pese a que se trabaja de manera incesante, La Pradera está por rebosar.

No podemos olvidar que este problema tiene un origen: nuestro modelo de disposición lineal de residuos en el que todo (orgánicos, reciclables y no reciclables) va a un mismo vaso; agravado porque la anterior Administración no inició la construcción del nuevo vaso en La Pradera, prefiriendo la inversión en el fallido proyecto de camiones de carga lateral salpicado por denuncias de presunta corrupción y que fue frenado por la actual alcaldía distrital. Estos cuatro años perdidos nos tienen ante un escenario de riesgo que, en caso de materializarse, implicaría activar el plan de contingencia: llevar nuestros residuos, nuestras basuras, a los rellenos más cercanos con capacidad, es decir, Manizales, Pereira y Cali. Una operación costosa y anti-ambiental que solo traslada el problema a otra región.

Es el momento de las propuestas y la audacia para actuar. EPM está afrontando esta coyuntura de manera responsable, ganando tiempo con la ampliación de la vida útil de La Pradera, y además -lo más importante- abordando la pregunta: ¿“enterrar la basura” será la única opción? Al mismo tiempo, estructura un proyecto con visión de largo plazo que permitiría la transición del modelo lineal a uno de economía circular, que genere valor a la empresa y las comunidades y nos haga entender que todos somos responsables de la correcta disposición de los residuos. Hay otras alternativas y es urgente que las exploremos.

Un gran reto como este nos exige creatividad, visión, reconocimiento de nuevos actores y sobre todo, agilidad. La gestión adecuada de los residuos es además una oportunidad de negocio que, apalancada en la regulación ambiental existente e innovación tecnológica, se puede convertir en una realidad. Que La Pradera no se rebose, que este problema se convierta en una oportunidad.

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